Fue hasta la quinta ronda de mezcal que sentí tus palabras frías retumbar en mis oídos:
-¡Me voy lejos de aquí!
Pagué la cuenta rápidamente y nunca más volví a ese bar. Una voz intestina me mantenía lejos de ahí.
Fue hasta la quinta ronda de mezcal que sentí tus palabras frías retumbar en mis oídos:
-¡Me voy lejos de aquí!
Pagué la cuenta rápidamente y nunca más volví a ese bar. Una voz intestina me mantenía lejos de ahí.
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