De la memoria y la ortografía










Me encuentro aquí, sólo por ella…


Algunos teóricos, de esos que si intentas pronunciar su nombre se te traba la lengua o vomitas en el intento, dicen que la memoria –mejor conocida como recuerdos- funciona de una manera particular. Uno, como ser individual –aún cuando nos cueste el trabajo de toda una vida aceptarlo- piensa para sí y recuerda para sí. Suena a Perogrullo y así es. Cuanto más intenta uno en volver lo conocido en universal, más personal torna. Retomo a Dalí en una analogía que él mismo le aprovechó a alguien más –alguien a quien no recuerdo-, en algún momento de la vida que tuvo que opinar acerca de su, en ese entonces, nueva corriente: el hiperrealismo metafísico.

Pues bien, lo que el señor decía era algo más o menos así:

Naturalmente como ___________ (uno de esos nombres que refería en el otro párrafo) decía, las cosas que vemos están en nuestra alma, no están en las cosas; por ejemplo, si Velázquez copia una fotografía lo mejor que puede, le sale un Velázquez; si un tonto copia exactamente una fotografía, le sale una tontería, si Dalí copia una fotografía, le sale un Dalí, o sea que no hay que preocuparse, la personalidad es absolutamente imposible de evitar.

Entonces, uno aprende por lo que a uno le pasa (against vicarismo!) y, héanme aquí, apoyando dicha teoría. Mi memoria hasta donde he sabido –y ella me lo ha confirmado- es buena. Pero, cuando quise ampliar sus usos para todo, que se me revela. La señorita de mi memoria sólo funciona con aquellas cosas a las que pondero en la mi vita. Y ahora, no sé, tal vez nunca aprendí esas engorrosas reglas de ortografía, pues sólo usaba aquellas que me servían para expresar aquello que era importante. No sé.

Por ahora sólo algo es seguro… sólo y solo no son lo mismo. Y eso, todos lo hemos de saber.

Me encuentro aquí solo, por ella.

1 escupitajos:

Anónimo dijo...

solito y sólo por ella...