Ahora tú


13:03
Yo no tomo buses.

12:20
Eran pasadas las doce del día y no nos decidíamos. Ella había pasado toda la mañana frente al computador. Yo, dando vueltas y vueltas, esperando a su señal.

8:00
Con un leve giro de la perilla me introduzco en la habitación; ella aún duerme. Me siento en la apenas orilla de la cama y digo: Son las ocho. Abre los ojos y me responde, con su voz adormilada, con un tono de quien quisiera haber dormido la noche eterna: ¿Ya?

12:30
Entro a mi habitación y me siento en la cama; con la mirada busco las botas debajo de la mesita; rápidamente las ubico y las traigo a mi lado. Me quito los tennis y coloco las botas en su lugar, se vuelven tan cómodas cuando sabes que en algún momento te las has de quitar…

Pienso un momento. El pensamiento torna en duda y la duda me come. Me dirijo de nuevo a su habitación, necesito preguntarle qué es lo que hemos decidido para ese día, si melón, si sandía, si aburrirnos en la misma sintonía. Voy de nuevo a su habitación.

9:15
¿Dónde dejé el pantalón negro? ¿Porqué diablos siempre pierdo las cosas en lugares tan triviales que no se ha de buscar en ellos? Oh, sí. Ayer me dormí tarde y entre la somnolencia y las ideas nadando en mi cabeza, debí haberlo aventado a uno u otro extremo del mundo habitacional.

12:58
Mientras esperamos el camión en la parada a unas cuadras de casa, la veo y recuerdo el diálogo que mantuvimos en camino a la frutería. Lo mucho que te irrrrrrita que las personas dirijan su mirada hacia tí cuando tú la diriges hacia alguna cosa. Lo popular que resultas ser en estas tierras. Y sabes, te doy la razón. La niña que está a un lado de nosotros no deja de verte. Y no la culpo…

9:40
Papaya y melón. Puedes acompañarlo con avena, dice madre. Oquei, tan sólo déjame avisarle que puede levantarse.

12:45
Nos vamos-nos, dice sin titubeos. Anda, más vale tarde que no habría, lo cual equivale a un ‘más vale tarde que nunca’. Su sonrisa ya era la de la mujer decidida, tragamundo. Puedo decirlo, sólo he visto esa sonrisa en otra persona, pero son tan diferentes que deben serlo, porque la teoría lógica puede equivocarse, pero una diferencia que no hace diferencia no es una diferencia.

10:20
La programación de la mañana es tan ridícula y depresiva que mejor sería estar en algún otro lugar, alguno que no tenga cerca una televisión. Pero por otro lado, el frío es tan incitante a permanecer en cama que seguiré esperando a su señal: total, ella sabrá a qué hora nos iremos, -¿no es así?- Me pregunto.

12:55
Mala hora para tomar el bus, ¿no te parece? Ella no me entiende, pide que se lo repita. Esta no es una hora buena para tomar el bus, le digo. Ah, ¿porqué lo dices? Me replica. Pues porque no ha pasado uno sólo, le digo en tono irónico. Ella no lo entiende del todo, sólo sonríe y con un tono que algunas veces me resultó irónico también, me dice: No desesperes, ya vendrá uno…

9:55
Lavar el plato después de desayunar siempre me ha causado una especie de minifelicidad. Es como acabar de comer por completo, como la cereza que culmina el pastel. Llámome extraño, pero así es.

13:00
[Levantamos los brazos en señal de stop]
El bus se detiene. Su mirada la delata, el mundo la acaba de llamar; ella a mí.

1 escupitajos:

María Eugenia dijo...

qe shido esta la historia, hace mucho qe no puedo escribir, se me ha acabado la inspiracion!, aunqe sigo buscando donde vendan repuestos de inspiracion para comprar varios frascos!

saludos muxaxo! qe estes bien!