omeopatía











...


Te soñé anoche. Era una de esas tardes cotidianas y sin delirios. Tú sostenías algo de ropa entre tus manos. Yo platicaba con alguien, quizá con nadie, pero no contigo. 







reiNsistencia







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Cuando alguien me pregunta por ti, 
yo sólo digo: — No sé. 
Le sigue, siempre, un: — Pero si...
a lo que respondo: — Pero si nada. 
La gente cree que dice, 
pero es sólo inercia de la conversación.





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la libertad del ser









Debió de haber sido la araña más desdichada que se conozca. Quizá un tanto depresiva o con tendencia, incluso, suicida. El infortunio, eso sí, la acechaba. Ese día contemplaba la vista en medio del camino, a un lado del árbol. La llanta de mi bicicleta, acaso medio centímetro más ancha que la araña, no la vio en su rodar.





La incontinencia de la memoria




En otro momento aunque anterior, pero en esta misma situación, me hubiera jactado de mi memoria pulcra y sedentaria, no obstante de sencillísimo acceso. En los últimos días de pensamiento, algo distinto he notado; sólo llevo el registro de ciertas cosas y personas: Sólo de las personas a las que amo, y a las que quizá odio, y a las que no tolero, y de las que no doy medio pito por ellas, pero y definitivamente, no registro la gente que su nombre empieza con i. Las cosas, ésas todas son ambiguas en importancia.

ars amandi










Él era metódico hasta la muerte.
Ella no quería morir.