saudade





Esta entrada me resulta tan melancólica que mejor la volveré a otro tono, que sea la anécdota inicial.

En la foto aparece mi carnal (hasta flechado está, para quien lo quiera conocer), claro, pero el de otrora. Es curioso, muy curioso que apenas hoy haya tenido conocimiento de la existencia de ese recorte de periódico, porque en realidad eso es lo que es, un pedacito de papel de la vida sonorense, pequeñito, pero que me trajo tantos recuerdos…

Eran las vacaciones de verano, recién salido de la prepa el chavalo. No sabía qué sería de mí, más allá de mi ingreso a la universidad. Recuerdo que en esos meses vino a77aque a hermosillo, y válgame Dios, no fui a verlos (los gustos cambian, debo decirlo). Las fotos de Lili, ¡Imposible no recordarlas!...

En esos mismos meses se lanzó una convocatoria por parte del organismo de agua de hermosillo, en su reciente cambio de jurisdicción, cuando pasó del estado al municipio (de COAPAES se volvió AGUAHH) y esas cosas que volvieron loco a medio mundo por dos días. Bien, la ciudad estaba a dos meses de quedarse sin una gota de agua; el municipal Pancho Burquez había dicho, casi con la misma convicción del aquél López Portillo y su ‘defenderé el peso… como un perrro’, que el asunto del agua estaba resuelto, que no temiéramos. Y nadie lo hizo, hasta que al siguiente día anunciaron que los pozos ya no abastecían y que no se encontraba agua en los yacimientos que siempre se habían tenido como reserva… ¡élacabose! Fue el grito de todo mundo.

Bien, ¿qué con todo esto? Pues sucede que la convocatoria era la respuesta de las autoridades al problema: haciendo ver que los niños proponían formas de cuidar el agua, los adultos dejarían de tomar en serio su plan de migrar a otra con-más-agua ciudad.

Mi carnal entró al concurso de cuento y ¡eureka! ganó. No un primer lugar, ese lo ganó la niña que escribió cosas tan sucias que no me gustaría repetir aquí (véase urofilia), pero ganó. En la foto salen los niños seleccionados y la fabulosa gotota de agua (ah, también sale Burquez).

El día, que yo ya no recordaba exactamente, fue un 18 de agosto de 2003. Mi señora madre acompañó a mi carnalillo a la ceremonia de premiación y esos detalles tan protocolarios. Mi hora de salida de casa se empalmaba con la suya (de ellos), así que ese día salimos los tres juntos. Tomamos el camión (mi madre tiene fobia a manejar y mi padre acababa de llegar del trabajo de toda la noche), todavía estábamos a tiempo.

Ellos se dirigían al centro de las artes, así que un buen trayecto iríamos acompañándonos. Todavía recuerdo perfectamente que al pasar la colosio, justo enfrente del lugar de las tortas, al lado de Dairy Queen no volteé a ver si venía algún carro, bien pueblerino el bato. Y que me pita un zafio, sólo apresuré el paso y me detuve a esperar a mis acompañantes, pues ellos no se arriesgaron.

Al cruzar la calle nos despedimos, ellos iban al centro de las artes, yo… a letras, mi primer día en la universidad. [El resto de la historia es muy largo y divertido; tan sólo mencionaré el gran encuentro con mis compañeras de universidad y mis primeras lecciones lingüísticas. Ya lo he escrito, aunque jamás pensé que ese ejercicio de Fermín, el profesor de redacción de primer semestre, llegara a tener una continuación previa. Hablo de un ejercicio en el que debías describir tu primer día de clases].

De esto ya hace cuatro años y medio, justo el tiempo que duró la licenciatura. Hoy es el penúltimo día de convivir en grupo con los compas de la escuela, en clase y no sé, espero no me caiga el veinte pronto para seguir valiendo pepino. Es un tanto trilce el recuerdo, y la comparación. Mi hermano, de 10 años en ese tiempo, tiene ya 15 y yo, el chavalo que cruzaba las calles sin ver, que oía a boikot y a77aque, sigo haciéndolo, pero ahora con más lentitud y menor frecuencia.

De ese día a acá han pasado tantas cosas, tan rápido: tan trágicas algunas, tan utamá, chilísimas otras, que qué chilo es recordar; para bien, para mal… recordar, sin más. Y para quienes no lo sabían, tengo una memoria muy buena: sí que sí. Excelente para recordar y másrecordar.

Acabé.


Ahora tú


13:03
Yo no tomo buses.

12:20
Eran pasadas las doce del día y no nos decidíamos. Ella había pasado toda la mañana frente al computador. Yo, dando vueltas y vueltas, esperando a su señal.

8:00
Con un leve giro de la perilla me introduzco en la habitación; ella aún duerme. Me siento en la apenas orilla de la cama y digo: Son las ocho. Abre los ojos y me responde, con su voz adormilada, con un tono de quien quisiera haber dormido la noche eterna: ¿Ya?

12:30
Entro a mi habitación y me siento en la cama; con la mirada busco las botas debajo de la mesita; rápidamente las ubico y las traigo a mi lado. Me quito los tennis y coloco las botas en su lugar, se vuelven tan cómodas cuando sabes que en algún momento te las has de quitar…

Pienso un momento. El pensamiento torna en duda y la duda me come. Me dirijo de nuevo a su habitación, necesito preguntarle qué es lo que hemos decidido para ese día, si melón, si sandía, si aburrirnos en la misma sintonía. Voy de nuevo a su habitación.

9:15
¿Dónde dejé el pantalón negro? ¿Porqué diablos siempre pierdo las cosas en lugares tan triviales que no se ha de buscar en ellos? Oh, sí. Ayer me dormí tarde y entre la somnolencia y las ideas nadando en mi cabeza, debí haberlo aventado a uno u otro extremo del mundo habitacional.

12:58
Mientras esperamos el camión en la parada a unas cuadras de casa, la veo y recuerdo el diálogo que mantuvimos en camino a la frutería. Lo mucho que te irrrrrrita que las personas dirijan su mirada hacia tí cuando tú la diriges hacia alguna cosa. Lo popular que resultas ser en estas tierras. Y sabes, te doy la razón. La niña que está a un lado de nosotros no deja de verte. Y no la culpo…

9:40
Papaya y melón. Puedes acompañarlo con avena, dice madre. Oquei, tan sólo déjame avisarle que puede levantarse.

12:45
Nos vamos-nos, dice sin titubeos. Anda, más vale tarde que no habría, lo cual equivale a un ‘más vale tarde que nunca’. Su sonrisa ya era la de la mujer decidida, tragamundo. Puedo decirlo, sólo he visto esa sonrisa en otra persona, pero son tan diferentes que deben serlo, porque la teoría lógica puede equivocarse, pero una diferencia que no hace diferencia no es una diferencia.

10:20
La programación de la mañana es tan ridícula y depresiva que mejor sería estar en algún otro lugar, alguno que no tenga cerca una televisión. Pero por otro lado, el frío es tan incitante a permanecer en cama que seguiré esperando a su señal: total, ella sabrá a qué hora nos iremos, -¿no es así?- Me pregunto.

12:55
Mala hora para tomar el bus, ¿no te parece? Ella no me entiende, pide que se lo repita. Esta no es una hora buena para tomar el bus, le digo. Ah, ¿porqué lo dices? Me replica. Pues porque no ha pasado uno sólo, le digo en tono irónico. Ella no lo entiende del todo, sólo sonríe y con un tono que algunas veces me resultó irónico también, me dice: No desesperes, ya vendrá uno…

9:55
Lavar el plato después de desayunar siempre me ha causado una especie de minifelicidad. Es como acabar de comer por completo, como la cereza que culmina el pastel. Llámome extraño, pero así es.

13:00
[Levantamos los brazos en señal de stop]
El bus se detiene. Su mirada la delata, el mundo la acaba de llamar; ella a mí.

LACIEN!




sangre en las venas
te digo y me decís
y nuestro pulso, cruel detractor de barbaries
que no conocimos, perpetuo carnaval que se nos
aparece junto a los ojos...

felina, la mujer-pez se acerca y me acaricia, me mima
con sus palabras escritas en un viento cambiante, que
acompañó la mutación del mar, el cambio de estaciones
sagrado...

y saber que cada vez falta menos, que nuestra época
todavía no ha comenzado, y que inventaremos historias
hermosas con finales tristes en alguna habitación
vacía, que nos tendrá como únicos habitantes

y treparemos a las paredes
y dejaré que me mates
para matarte luego yo

y quizás nos encontremos una noche de lluvia,
y contemplaremos, seremos los testigos de esto que
no me ánimo a definir como historia, libro o mandala,
nuestra hermosa y maldita carcel kármica que supimos
conseguir...

no le hagás caso a mi voz...vos sos la
verdadera voz, la palabra, el designio...yo soy el
dibujo, la imagen vista desde lejos, ese que se te
acercará, te devolverá tu corazón de cristal después
de tanto tiempo, y te abrazará, te besará y te
invitará a nadar contra la corriente a su lado para
siempre...

el milagro de los colores
tu pelo, mitad
hermosa cara para ser dibujada
voy a desterrarte infinitamente de tu cárcel,
vos no estás hecha para seguir formando parte de
colecciones, de listas aleatorias y humanas...

somos culpables de la eternidad, Maga...la
palabra maldita te encierra, a mi también...vos sos la
Maga
que me encontró, yo soy el Leandro que un Mayo te
quiso dibujar...

estamos rompiendo las leyes de la identidad
convencional, estamos destrozando las imaginarias
barreras de espacio y tiempo, nunca creimos en las
distancias ni en los mares premonitores...aunque se
que aún existe un miedo...se que la entrega tendrá que
ser absoluta, o no servirá para nada que hayamos
engañado a los relojes...

perfecta musa para este pintor de muñecos desnudos
cuando nos veamos de nuevo detendremos los
relojes, y permaneceremos eternamente en ese primer
día, nuestro libro nunca dejará de comenzar, nos
sorprenderá con las metáforas de las que formaremos
parte...la penúltima canción continuará sonando...

vamos a enterrar a nuestros yo equívocos
quiero equivocarme de nuevas maneras a tu lado

poeta maldita,
dama asesina,
princesa vampira,

mujer, mujer-pez,

ojos de gata,

Maga,

mi error más hermoso
o mi hermosura más errónea...


preparemos las alas, mitad...

vas a ver que los peces pueden volar...



99








¿Encontraría a la maga?
Tantas veces me había bastado asomarme,
viniendo por la rue de Seine,
al arco que da al Quai de Conti,
y apenas la luz de ceniza
y olivo que flota sobre el río
me dejaba distinguir las formas,
ya su silueta delgada se inscribía en el Pont des Arts,
a veces andando de un lado a otro,
a veces detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua.

Y era tan natural cruzar la calle,
subir los peldaños del puente,
entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa,
convencida como yo
de que un encuentro casual
era lo menos casual en nuestras vidas,
y que la gente que se da citas precisas
es la misma que necesita papel rayado para escribirse
o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico.


pip pip









¡Ya casi!
Zan polihui ome...



sigueyendo patrás









polihui nahui!

laquevapatrás













polihui macuili!



mors continua






No son más de las diez de la noche y sigo pensando en esa idea que desde el día de ayer me ha dejado huellas como de auto derrapando en la cabeza. ¿Cómo es que morimos cuando morimos? ¿Cuántas formas de morir hay? ¿La muerte realmente nos alcanza o somos nosotros quienes en una carrera presurosa le damos una palmada como señal de relevo?

Soy de la idea de una muerte gradual, una que vamos acumulando granito a granito, hasta que llega ese día en el que el delgadito hilo que mantiene atado el saco, revienta, sin más…

Cada pensamiento que renace diariamente es menos yo, me hace menos yo del que fui; y no es el cambio aquello que vuelve la muerte más cerca de mi sombra, tampoco es el olvido de los años de infante, es el dejar de ser y comenzar -sin darnos cuenta- a ser algo más; el que encuentra su vocación en la joglaría; el que cambia de pepsi a coca; el que aprende a preparar muffins; el que escribe tanto que se pierde en la primera línea cuando relee; el que no cuida de su imagen; el que no ve tele; el que cambia de gustos literarios; el que vende sus pertenencias; el que compra un nuevo auto; el que comienza con frecuencia a vestirse de negro; el que ya no le teme a Dios; el que sólo come frutas; el que olvida rezar todas las noches antes de dormir; el que perfora sus orejas; el que las expande; el que usa un nuevo perfume; el que deja de rasurarse; el que deja de visitar a sus viejos amigos; el que comienza una relación sin sentido; el que abandona sus lecturas teleinovelescas; el que muere y no se entera.

Todas esas me parecen formas cotidianas de morir; The Magnetic Fields con ‘If you don’t cry’ pueden ayudarme a explicar esto que intento:

Dying all day

in thousands of little ways

Dancing alone

and drinking a lot

Closing the clubs

and haunting the cabarets

looking for what

Another five years off your life...

A year goes by

She doesn't...

Nitlanquiya… que quiere decir ya acabé.

post pre-real post


Encontré un documental muy bueno, fue hecho por algunas personas de la Pontificia Universidad Católica del Perú. En él se habla acerca de la diversidad lingüística que existe en ese país y las diversas concepciones y actitudes que los hablantes tienen para con su lengua.

Es un video interesante pues muestra no solamente las percepciones de las personas narradas, sino que hay escenas verdaderas de Peruanos hablando y diciendo 'cómo hablan los de allá', cómo dirían esto o aquello; En fin... un video que aunque largo, interesantísimo de ver.

No conseguí postearlo para que se reproduzca desde este blog, es por eso que este post se llama pre-real post. Pero les doy el enlace:


http://videos.pucp.edu.pe/videos/ver/379d6a04643e9f94f6c80beafa2fe9a4



Cuando sepa cómo introducir la función de reproducción directa, lo vuelvo a postear.


Sprachwissenschaft, rules.



CV





ENTRE EL DOLOR Y EL PLACER MEDIAN TRES CRIATURAS...


Entre el dolor y el placer median tres criaturas,
de las cuales la una mira a un muro,
la segunda usa de ánimo triste
y la tercera avanza de puntillas;
pero, entre tú y yo,
sólo existen segundas criaturas.
Apoyándose en mi frente, el día
conviene en que, de veras,
hay mucho de exacto en el espacio;
pero, si la dicha, que, al fin, tiene un tamaño,
principia ¡ay! por mi boca,
¿quién me preguntará por mi palabra?


Al sentido instantáneo de la eternidad
corresponde
este encuentro investido de hilo negro,
pero a tu despedida temporal,
tan sólo corresponde lo inmutable,
tu criatura, el alma, mi palabra.

- Poemas humanos - C.V



sin título